La liberación de San Pedro

La liberación de San Pedro

La liberación de San Pedro

Serie: Gran Formato
Técnica: Látex sobre tela
Medidas: 235 x 180 cm
Año: 2003

 

 

Rafael Sanzio, Italia (1483-1520)

Rafael ha sido considerado históricamente, junto con Leonardo y Miguel Ángel, como uno de los pilares del Cinquecento italiano, además de uno de los grandes genios de la pintura de todos los tiempos.

Hay que señalar también que en su haber contará con una carrera como arquitecto, no excesivamente conocida ni determinante para la historia del arte (si se exceptúa el encargo de continuación de las obras de la basílica de San Pedro, de las que se hará brevemente cargo a la muerte de su amigo Bramante).

Rafael fue convocado para realizar la decoración de las estancias palatinas vaticanas por el Papa Julio II (Pontífice desde 1503 hasta 1513).

En la Stanza de Heliodoro, llevó a cabo, en ocasiones con ayuda de sus discípulos, las escenas de La Expulsión de Heliodoro (1511-1512), La Misa de Bolsena (1512), la Liberación de San Pedro (1514), y, ya en época del Papa León X, el Encuentro de Atila con León Magno.

La Liberación de San Pedro muestra al príncipe de los apóstoles y primer papa, salvado milagrosamente del calabozo gracias a un ángel, mientras las guardias yacen dormidas.

Al ensalzar la luz, Rafael confronta la divina del ángel con la del alba, de la luna, de las antorchas y sus reflejos en las armaduras, e incluso con la natural que entra desde la ventana de abajo, creando efectos extraordinarios.

 

 

Hechos de los Apóstoles 12, 5-12

Por aquel tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la Iglesia para maltratarlos.

Hizo morir por la espada a Santiago, el hermano de Juan. Al ver que esto les gustaba a los judíos, llegó también a prender a Pedro. Eran los días de los Ázimos.

Le apresó, pues, le encarceló y les confió a cuatro escuadras de cuatro soldados para que le custodiasen, con la intención de presentarle delante del pueblo después de la Pascua.

Así pues, Pedro estaba custodiado en la cárcel, mientras la Iglesia oraba insistentemente por él a Dios.

Cuando ya Herodes le iba a presentar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con dos cadenas; también había ante la puerta unos centinelas custodiando la cárcel.

De pronto se presentó el Ángel del Señor y la celda se llenó de luz. Le dio el ángel a Pedro en el costado, le despertó y le dijo: “Levántate aprisa.”

Y cayeron las cadenas de sus manos. Le dijo el ángel: “Cíñete y cálzate las sandalias.” Así lo hizo. Añadió: “Ponte el manto y sígueme.” Y salió siguiéndole.

No acababa de darse cuenta de que era verdad cuanto hacía el ángel, sino que se figuraba ver una visión.

Pasaron la primera y segunda guardia y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad.

Esta se les abrió por sí misma. Salieron y anduvieron hasta el final de una calle. Y de pronto el ángel le dejó.

Pedro volvió en sí y dijo: “Ahora me doy cuenta realmente de que el Señor ha enviado su ángel y me ha arrancado de las manos de Herodes y de todo lo que esperaba el pueblo de los judíos.”

Consciente de su situación, marchó a casa de María, madre de Juan, por sobrenombre Marcos, donde se hallaban muchos reunidos en oración.

Llamó él a la puerta y salió a abrirle una sirvienta llamada Rode; quien, al reconocer la voz de Pedro, de pura alegría no abrió la puerta, sino que entró corriendo a anunciar que Pedro estaba a la puerta.

Ellos le dijeron: “Estás loca.” Pero ella continuaba afirmando que era verdad.

Entonces ellos dijeron: “Será su ángel”. Pedro entretanto seguía llamando. Al abrirle, le vieron, y quedaron atónitos.

Él les hizo señas con la mano para que callasen y les contó cómo el Señor le había sacado de la prisión. Y añadió: “Comunicad esto a Santiago y a los hermanos.” Salió y marchó a otro lugar.

 

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El Rapto de Psique

El Rapto de Psique

El Rapto de Psique

Serie: Gran Formato
Técnica: Látex sobre tela
Medidas: 148 x 260 cm
Año: 2003

 

 

William Adolphe Bouguereau (Francia, 1825-1905)

Según la leyenda, inmortalizada por Apuleyo en su Metamorfosis (El Asno de Oro), Psique era la menor de tres hermanas hijas de un rey de Anatolia y la más hermosa de ellas.

Afrodita, celosa de su belleza, envió a su hijo Eros (Cupido) para que le lanzara una flecha de oro oxidado, que la haría enamorarse del hombre más horrible y ruin que encontrase.

Sin embargo, Eros se enamoró de ella y lanzó la flecha al mar; cuando Psique se durmió, se la llevó volando hasta su palacio.

Para evitar la ira de su madre, una vez que tiene a Psique en su palacio, Eros se presenta siempre de noche, en la oscuridad, y prohíbe a Psique cualquier indagación sobre su identidad.

Cada noche, en la oscuridad, se amaban. Una noche, Psique le contó a su amado que echaba de menos a sus hermanas y quería verlas.

Eros aceptó, pero también le advirtió que sus hermanas querrán acabar con su dicha.

A la mañana siguiente, Psique estuvo con sus hermanas que le preguntaron, envidiosas, quién era su maravilloso marido.

Psique, al no poder explicarles como era su marido puesto que no le había visto, titubeó y les contó que era un joven que estaba de caza, pero acabó confesando la verdad, que realmente no sabía quién era.

Así, las hermanas de Psique, la convencieron para que en mitad de la noche encienda una lámpara y observe a su amado, pues seguro que sólo sería un monstruo y por eso desear ocultar su verdadera apariencia.

Psique les hace caso, Psique decidió una noche encender una lámpara. Una gota de aceite hirviendo cayó sobre la cara de Eros dormido, que despertó y abandona, decepcionado, a su amante.

Cuando Psique se da cuenta de lo que ha hecho, ruega a Afrodita que le devuelva el amor de Eros, pero la diosa, rencorosa, le ordena realizar cuatro tareas, casi imposibles para un mortal, antes de recuperar a su amante divino.

Como cuarto trabajo, Afrodita exige a Psique que vaya a buscar un cofre al Hades.

Cuando consigue llegar allí, Perséfone, diosa de la ultratumba, le dice que lo que hay en el cofre es sólo para Afrodita.

Psique, tentada por el poder que podría darle lo que había en ese cofre, olvida que la curiosidad ya había arruinado una vez su vida, y lo abre, pero en vez de encontrar poder, encuentra sueño eterno.

Psique cae en la hierba dormida para toda la eternidad, pero Eros, apiadado, la rescata y soluciona las cosas.

Tiempo después, Afrodita y Psique hacen las paces, y permanecen junto con Eros en el Olimpo.

Etimología de la palabra psyché

El verbo ψυχω significa “soplar” y a partir de este verbo, ψυχη es el “soplo o hálito” que exhala el ser humano al morir. Así, luego ha pasado a significar la “vida”, que también se escapa del cadáver.

Representando al “alma”, como una imagen etérea del muerto, una especie de figurilla o doble del difunto, un eidolon, que va a parar al reino infernal del Hades; donde perviviría de modo sombrío y fantasmal.

Según cuenta muchas veces Homero, la psyché sale volando de la boca del que muere como si fuera una mariposa (que también es en griego se escribe psyché); razón, por la cual igualmente algunas personas relacionan a la mariposa como un Psicopompo.

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La Calumnia de Apeles

La Calumnia de Apeles

La Calumnia de Apeles

Serie: Gran Formato
Técnica: Látex sobre tela
Medidas:
La Calumnia: 115 x 90 cm
La Perfidia: 130 x 100 cm
La Impostura: 155 x 100 cm
Año: 2003

 

 

Sandro Boticcelli, Italia 1445-1510

Pintor del Renacimiento nacido en Florencia.

Su verdadero nombre era Alessandro di Mariano Filipepi, sin embargo, se le conoce como Boticelli (que en italiano es el diminutivo de la palabra «botijo»: que quiere decir porrón).

Hacia 1470 Botticelli ya tenía su propio taller. Dedicó casi toda su vida a trabajar para las grandes familias florentinas, especialmente los Medici.

Realizó cuadros con temática tanto profana como religiosa y por ello, en 1481 fue uno de los artistas llamados a Roma para trabajar en la decoración de la Capilla Sixtina del Vaticano, donde pintó los frescos “Las pruebas de Moisés”, “El castigo de los rebeldes” y “La tentación de Cristo”.

Murió el 17 de mayo de 1510

“La Calumnia” es la última producción mitológica de Botticelli.

Se desconoce quién fue el cliente que la encargó lo que ha motivado un aluvión de hipótesis.

A pesar de su contenido, la obra se debe encuadrar en las transformaciones que estaba sufriendo la Florencia de fines del Quattrocento final de siglo que conllevaba la tensión y el miedo ante la llegada del fin del mundo que gritaban los predicadores.

El nombre por el que conocemos esta pequeña tabla viene determinado por una acusación por envidia del pintor griego Antifilos a su colega Apeles.

Se le acusaba de provocar una revuelta contra el rey egipcio Ptolomeo IV por lo que fue encarcelado, obteniendo la libertad cuando un auténtico líder de la rebelión manifestó la inocencia del pintor.

El rey rehabilitó a Apeles y le concedió a Antifilos como esclavo, realizando el artista una obra en referencia a su caso.

La historia se conoce gracias al poeta Luciano, realizando Botticelli una nueva versión del asunto.

Botticelli presenta a un buen número de personajes en el interior de un palacete típicamente renacentista, con una arquería en el fondo en la que apreciamos las bóvedas de casetones decorados con diversas escenas que se repiten en el friso

En el grupo principal aparecen diversos personajes: un hombre joven es la Víctima arrastrada por el suelo, desnuda porque no tiene nada que ocultar y en actitud implorante para que se ponga fin a esta situación; la Calumnia le agarra por los cabellos, portando en su mano izquierda una antorcha en relación a la manera de extenderse la calumnia como el humo del fuego; dos bellas jóvenes trenzan los cabellos de la Calumnia con una blanca cinta: la Impostura y la Perfidia, inseparables compañeras de la Calumnia, que bajo su apariencia dulce y serena destrozan a la víctima.

Estos cuadros son, justamente, detalles de los rostros de estas tres jóvenes, realizados con la técnica de “raspado” o “pincel seco”.

 

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León

León

León

Serie: Gran Formato
Técnica: Látex sobre tela
Medidas: 200 x 300 cm
Año: 2003

 

 

En la simbología ornamental se supone al león como depositario sagrado del conocimiento y se lo considera símbolo de poderío y soberanía, siendo considerado también el símbolo de Cristo Juez.

También puede representar al oro y al sol, de esta manera el león es como el sol, que destruye con su gran potencia; pero el ser humano que sea capaz de vencerle se apoderará de esa potencia.

Otro elemento ornamental que decora esta voluta (adorno en forma de espiral o caracol) es la hoja de parra.

El ideograma superior de la vida fue en sus comienzos una hoja de parra y así como la uva tiene el doble significado del sacrificio y de la fecundidad, el vino con frecuencia simboliza la juventud y la vida eterna.

Según Mircea Eliade, a la Diosa Madre se le dio primitivamente el nombre de Diosa Cepa de Vid, que sugiere la fuente inagotable de la creación natural.

Por ello, esta aguada sobre papel, destaca en luces y sombras los rasgos más característicos de ambos elementos simbólicos.

Se podría condensar en la idea de la unión entre la creación y la sabiduría, el conocimiento que, sin descanso, evoluciona en una espiral hacia lo más alto y sublime del alma humana.

 

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Mignon

Mignon

Mignon

Serie: Gran Formato
Técnica: Látex sobre tela
Medidas: 58 x 75 cm
Año: 2003

 

 

Auguste Rodin, Francia (1840-1917)

Rodin es uno de los escultores más importantes de la historia del arte moderno.

Fue autor de célebres obras, entre las que se destacan «El Pensador», «El Beso», «La edad de bronce», «Mignon», «Eva» y «Danae», entre otras.

Fue alumno de Jean-Baptiste Carpeaux en la Escuela de Artes Decorativas y de Antoine-Louis Barye en el Museo de Historia Natural, dos escultores a los que admiró y en quienes se inspiró en cierta medida.

Por sus modestos orígenes, se vio obligado a ganarse la vida como ayudante de decoración, compaginando el trabajo profesional con su dedicación a la escultura.

Mignon es una escultura en bronce que data del año 1870.

Esta obra de juventud, retrato de Rose Beuret, su compañera desde 1864, posee una asombrosa firmeza de modelado y revela una penetrante observación del carácter de la modelo.

Estas cualidades hicieron de Rodin uno de los maestros franceses en el arte del retrato.

La presente versión trata de mantener estas características y resaltarlas a través del uso de un color primario y de gran fuerza, como es el rojo, para el fondo y distintos grados de intensidad del negro para la figura, dejando el blanco puro para las luces.

El resultado es una imagen de gran intensidad que resalta la idea de volumen escultórico aún tratándose de una pintura.

La economía de recursos de color acentúa la idea de que se trata de una obra pensada en tres dimensiones.

 

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